Un día crees que estas por encima de todo, ni nada ni nadie
lograrán derribarte. Estás brillando como nunca antes. Eres fuerte, imparable,
hermoso.
Pero hay otros días en los que no sientes tu cuerpo, tus
huesos, tu aliento, y eres polvo
arrastrado por el viento.
Y hay otros más, en los que solo hay vacío y silencio.
Quietud insoportable. No hay reacción. No hay razones, no hay respuestas, no hay preguntas. Sólo tú, contemplando la
misma escena sin color una y otra vez.
Abril se mete hasta la cama y no me deja respirar. De nuevo Abril, no sé si te odio porque vienes o si te odio por no estar.
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