Hoy miré al cielo, y comprendí que jamás cabrá en un cubo junto al mar.
Me repugnan las filosas aristas de la vida y su deseo propio.
Me repugna el vértice y la vertiente de la verdad. Pero no me repugnan más que la mentira.
Añoranzas y sollozos que perturban la isla y que provocaron la tormenta de arena que nos arrastró hasta aquí.
Soledad.
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