viernes, 29 de junio de 2012

II


Hoy miré al cielo, y comprendí que jamás cabrá en un cubo junto al mar. 
Me repugnan las filosas aristas de la vida y su deseo propio.
 Me repugna el vértice y la vertiente de la verdad. Pero no me repugnan más que la mentira.


Añoranzas y sollozos que perturban la isla y que provocaron la tormenta de arena que nos arrastró hasta aquí.

Soledad.

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